viernes, 1 de abril de 2016




Este es el código QR de mi biografía, como parte del trabajo de la Biblioteca Imaginaria.

Biografía del autor.


[Gracias por no hacerme caso en mi advertencia. Disfruta de mi biografía]

         ¡Hola! Quizá mi fragmento te ha parecido demasiado intenso, y habrás podido pensar “qué tostón”. Si no has entendido nada, te compadezco, yo tampoco lo hice cuando vi “La Gran Belleza”. Pero si lo has disfrutado -entiendo que lo has hecho (o que eres muy cotilla) si has querido saber quién está detrás de mi seudónimo, Gabriel Celeste Río-, muchas gracias. Soy Javier Simón Cuesta, un estudiante de 4º de la ESO. La literatura es una de mis aficiones, aunque cuando escribo en mi tiempo libre lo suelo hacer en formato verso -y en formato cursi, todo hay que decirlo-. Soy pésimo en matemáticas, fan de las Spice Girls -como puede verse en la camiseta de mi foto-, y Beyoncé me sigue en Instagram -bueno, no, pero era para hacerme el interesante-. Espero que te haya gustado mi fragmento.
xoxo
Gossip Girl
(ah, no, me he confundido, esto no es una serie de televisión)


jueves, 31 de marzo de 2016


Este es el código QR del fragmento de mi novela para la Biblioteca Imaginaria.

Fragmento de "Amor o fortuna", novela de la Biblioteca Imaginaria.

No hay fuego, ¿verdad? Bueno, me alegro por ello. Disfruta del fragmento.


FRAGMENTO DE "AMOR O FORTUNA",
de Gabriel Celeste Río.

Salió por última vez de aquella casa. Sus manos, frágiles, quedaron expuestas al frío de aquel invierno que le auguraba un oscuro destino con la calle como único hogar. Era una tarde triste, gris, apagada, oscura, en blanco y negro, de esas tardes que tantas veces había pasado inmersa en alguna de sus novelas, al calor de su chimenea, en la apacible morada que había desaparecido repentinamente tras la muerte de su madre. El Madrid de un invierno en 1963 acogía a Julia, prestándole toda su extensión. Se sentía tan acogida, y a la vez tan expuesta… Expuesta al frío que calaba  en sus labios, y a la lluvia que caía con una fuerza comparable a la de sus lágrimas deslizándose por su piel, rasgando cada emoción contenida en los muros de su antiguo hogar, y en las frágiles paredes de su cuerpo. Ansiedad y decadencia eran los únicos parámetros que cabían en los pensamientos de Julia. Vulnerable, no podía evadirse de su cruda realidad. 

                                  (...)